Si había un momento propicio para que Jorge Almirón pudiera festejar su primer triunfo como DT de Boca era este: anclado a kilómetros de la punta en la Liga Profesional, el “Xeneize” no podía permitirse otra derrota en su propia casa y por la Copa, hoy por hoy la gran ilusión que lo sostiene. A nada estuvo Boca de que ese temido escenario se concretara, pero cuando La Bombonera parecía a punto de estallar de bronca, apareció la mística copera de otros tiempos para dar vuelta el resultado en un final tremendo: lo igualó a los 88’ con un espectacular disparo enroscado de Luis Advíncula y lo ganó con un cabezazo de Alan Varela propiciado por la gran figura del partido, Valentín Barco, debutante en la Copa.
Goles que se gritaron con el alma, porque todo pintaba mal para Boca. Apenas 28 minutos había durado la paciencia de los hinchas antes de que comenzaran a cantar pidiendo más actitud a sus jugadores. No era para menos: Boca no dio pie con bola durante la primera etapa y fue superado por Deportivo Pereira.
Lo del “xeneize” fue realmente pobrísimo. En el primer tiro franco al arco -o al menos intento- la pelota se terminó desviando en Geisson Perea y ya se habían jugado 36 minutos. Fue Darío Benedetto el que buscó el arco tras una buena habilitación de Guillermo Fernández, bien resuelta por el zaguero.
El equipo de Almirón entró al campo de juego con la necesidad de sumar tres puntos que pueden ser claves en el futuro del grupo. Las tres derrotas consecutivas en la Liga Profesional y el empate en el debut copero hicieron mella en el vestuario, que siempre tiene algún problema extrafutbolístico por atender, en este caso, la situación de Sebastián Villa que no se entrenó ni se concentró con el plantel ya que debía declarar en el juicio en el que se lo acusa por violencia de género.
Así es el presente de Boca, con internas políticas, malos resultados, un cuerpo técnico despedido, jugadores cuestionados por rendimientos futbolísticos y problemas personales.
A los 75’, el sueño de sumar por primera vez de a tres en la copa se empezó a convertir en una pesadilla. Arley Fory robó la pelota en la mitad de cancha, comandó un contragolpe a la perfección y habilitó a Jimer Fory, que definió y dejó sin chances a Sergio Romero. La cuarta derrota parecía un hecho, porque hasta entonces el “xeneize” había mostrado una alarmante incapacidad de generar peligro, salvo a través de las subidas de Villa y de Barco.
Hasta que una pelota encontró libre de marca a Luis Advíncula frente a la medialuna y el peruano la clavó en un ángulo de zurda de manera espectacular. El gol inyectó confianza, y el milagro llegó en un de las últimadas jugadas: Barco buscó la cabeza de Varela con un gran centro y este la puso contra el palo. Golazo. Quizás no haya sido una victoria muy lúcida y haya mucho por corregir, pero lo que necesitaba Boca ahora no era brillar. Con ganar alcanzaba.